martes, 29 de mayo de 2012

¿Y QUIÉN EVALÚA AL EVALUADOR?


El día martes 22 de mayo de 2012 asistí a la sede de la Universidad Bolivariana en Caracas a una jornada de trabajo convocada por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria de Venezuela (MPPEU), dirigida a presentar y discutir el documento/propuesta Sistema de Evaluación, Supervisión y Acreditación Universitaria (SESA). Presumo que fui invitada en razón de que durante cuatro años continuos, hasta el año 2007, ocupé la posición de Directora de la Oficina de Planificación y Evaluación Institucional (OPEI) en la Universidad Nacional Abierta (UNA). Extrañé que no se invitara al Dr. Alberto Núñez, actual Director de la OPEI de la UNA, tomando en consideración que la universidad cuenta con el componente de evaluación institucional desde sus orígenes; tampoco vi a colegas de otras universidades que tienen tradición en la aplicación de programas de evaluación institucional. Hubiera sido deseable que a un evento de evaluación institucional se invitara a miembros de la Comisión Permanente de Directores de Planificación, coordinada por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).

Como ya es costumbre, la actividad convocada para las 8 a.m. comenzó dos horas después, durante las cuales nos distrajeron con una comida digna de una recepción diplomática. Después de unas palabras de introducción a cargo de la Ministra, el documento/propuesta fue presentado por el Prof. Ovidio Charles de la Universidad de Carabobo, quien en la actualidad ocupa el cargo de Coordinador del Comité de Evaluación y Acreditación de Programas e Instituciones de Educación Universitaria (CEAPIES) en el MPPEU. El colega nos hizo una presentación elocuente del mismo, que nos permitió a los miembros de la audiencia tener una visión de conjunto del documento, así como de las posturas de base de sus elaboradores.

Acto seguido, un nutrido grupo de miembros de la audiencia intervino para felicitar la oratoria del expositor y realizar una serie de observaciones y recomendaciones al documento. Llamó mi atención que buena parte de ellos antecedía su intervención informando que desconocía el tema de la evaluación institucional. Al respecto, es importante destacar que la evaluación institucional es un área de especialización de la evaluación educativa que es evadida hasta por los mismos profesionales de la evaluación, debido a su complejidad y a que cuenta con un corpus de conocimientos extenso y polémico. Según los presentantes del documento, las observaciones y recomendaciones serán estudiadas e integradas a una nueva versión del mismo, que prometieron entregarnos próximamente.

Algunos de los participantes, entre los que me encuentro, no tuvimos acceso al documento antes de la sesión de trabajo, sino que nos fue provisto diligentemente en el interín de la jornada. Una vez estudiado, me permito asomar dos consideraciones al respecto.

1.    A juzgar por la gran mayoría de los componentes estructurales del documento, a saber: Introducción, Bases legales, Justificación, Dificultades para desarrollar el Sistema de Evaluación, Antecedentes, Principios o Directrices del Sistema, Conceptualización y Marco Teórico del Sistema (en el que se dedicó un enorme espacio al tema de la calidad), considero que el documento/propuesta constituye un ejercicio que se corresponde con la fase de desarrollo de un sistema conocida como inteligencia, dirigida a construir una imagen de la situación problema. Sin embargo, luego de la lectura del documento/propuesta no logro visualizar el sistema mismo, lo que se correspondería con la fase de diseño. Integradas las valiosas observaciones y recomendaciones que se formularon en la jornada de trabajo, en una siguiente fase se debería avanzar en el modelado, descripción y representación de ese sistema, en el que deberían quedar claramente explícitos aspectos tales como: ambiente, suprasistema, sistema, subsistemas, redes de relaciones entre ellos (se nombran tres subsistemas en el documento/propuesta: el de evaluación, sobre el cual se extiende el texto, el de acreditación, que se comenta muy brevemente, y el de supervisión, sobre el que no se habla nada), perspectiva o marco de significados, objetivos, beneficiarios o víctimas, actores, procesos de transformación y de apoyo, restricciones. Tampoco vi reflejado en ninguna parte del documento/propuesta la recursividad del sistema, de la que tanto se nos habló en la presentación. El Sistema de Evaluación, Supervisión y Acreditación Universitaria (SESA) tipifica, a mi juicio, como un sistema blando de actividad humana, o de actividad intencionada, como también se le conoce, por lo que sería de gran utilidad revisar los enfoques disponibles para modelar este particular tipo de sistemas.

Llama mi atención que la falta de consolidación de una cultura y práctica de la evaluación institucional se atribuya en el documento/propuesta al carácter profundamente complejo, desarticulado y alejado del equilibrio del Sistema de Educación Superior (llamado Subsistema de Educación Universitaria en la Ley Orgánica de Educación LOE, 2009), pues, hasta donde conozco, dicho sistema todavía no ha sido modelado. Buen momento éste para recordar el Proyecto SETI de búsqueda de vida extraterrestre, pues antes de iniciar la búsqueda, los científicos tuvieron que definir primero el concepto de “vida”, para saber con qué clase de bicho se podrían tropezar. En otras palabras, hay que empezar por “el empezando”.

2.    No logro ver el carácter revolucionario del documento/propuesta, ni en el sentido de la palabra “revolucionario” como algo novedoso, ni en el sentido de incorporar categorías manejadas actualmente como son democracia participativa y protagónica, contraloría social, carácter incluyente, diálogo de saberes, etcétera, pues el documento/propuesta replica el mismo formato de otras propuestas de evaluación que plantean un único modelo de abordaje y una relación evaluativa unidireccional entre el ente evaluador –el MPPEU- y el objeto a evaluar -las instituciones de educación universitaria-. No desconozco las responsabilidades del MPPEU derivadas de la concepción del Estado Docente, ni las facultades derivadas de la condición de órgano rector de las políticas universitarias que el marco jurídico le provee al MPPEU; sin embargo, no dejo de plantearme una pregunta que me he formulado desde hace muchos años: ¿Y quién evalúa al evaluador? ¿es que acaso el MPPEU no es también una institución y, por lo tanto, debe ser objeto de evaluación y no sólo sujeto de la misma? ¿Por qué no puede, por ejemplo, un estudiante evaluar la gestión de un ministro/ministra o de los viceministros/viceministras? ¡Esto sí sería una verdadera evaluación institucional participativa, incluyente y recíproca! Al respecto, véase la aseveración hecha en el documento/propuesta, referida al principio de Integralidad o Completitud, según el cual una evaluación que no considere todas las partes intervinientes no es evaluación, y supone un proceder injusto. ¿Cómo interpretar esto, como una autocontradicción del documento/propuesta o como un discurso puramente declarativo y no internalizado?

La reflexión en torno al asunto ¿quién evalúa al evaluador? siempre me acompañó durante mi gestión como Directora de la Oficina de Planificación y Evaluación Institucional (OPEI) en la Universidad Nacional Abierta. Le encontré cauce a partir de una disposición establecida en el Reglamento general de la Universidad, que desde sus orígenes, hace más de treinta años, estableció:

Artículo 125.- La opinión estudiantil será un elemento fundamental de evaluación institucional para la Universidad y ésta implementará procedimientos idóneos para consultarla.

Fue así como el personal de la OPEI integrado por el Ing. Virgilio Roa, el Lic. Oscar Cabello y la TSU Milagros Márquez, orientados por mi persona y por un buen amigo, el Dr. José Padrón, desarrolló un proyecto dirigido a utilizar las opiniones emitidas libremente por los estudiantes en el foro institucional en la web, como fuente para la evaluación institucional. Claro está, las categorías y dimensiones no eran predefinidas, sino que emergieron de un análisis cualitativo de las opiniones de los estudiantes. Esta vertiente complementaria de la evaluación institucional en la UNA se hizo posible a partir del uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC).

En la jornada de trabajo para presentar y discutir el documento/propuesta no escuché ni una sola palabra sobre cómo se integrarían las TIC en el sistema de evaluación presentado. Por ejemplo, las redes sociales como twitter y otras se podrían utilizar como una fuente de retroalimentación, inmediata y sin intermediación, de información valiosísima para una evaluación institucional oportuna, pues permiten cerrar el ciclo comunicacional de una manera rápida a partir de fuentes directas y masivas. Véase a este respecto el fenómeno de la comunicación de los ciudadanos con el presidente Chávez, que no sólo alcanza los 3 millones de seguidores, lo que lo hace el presidente más “twitteado” en Latinoamérica, sino que se ha organizado un equipo de trabajo destinado a procesar y canalizar la información que se le comunica. Demás está redundar sobre el potencial que tendría el uso de estos recursos para evaluar al evaluador, y para que el evaluador obtenga información directa y oportuna sobre cómo es valorado su accionar, y tome decisiones al respecto; porque aunque en el documento/propuesta se considera que tomar decisiones responde a una concepción instrumental de la evaluación, la verdad es que el MPPEU siempre tendrá que tomar decisiones acertadas y oportunas.

Para finalizar, y a propósito de la discusión sobre el tema de la calidad en la educación universitaria, me permito colocar un link a una conferencia que dicté en la ciudad de Loja, Ecuador, en abril de 2008, en el marco del II Encuentro del Consorcio Red de Educación a Distancia CREAD y el II Encuentro Virtual Educa Ecuador, cuando me desempeñaba como Consultora para el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América latina y el Caribe IESALC, conferencia que denominé Polos en la Calidad de la Educación Superior a Distancia en América Latina. Una mirada desde el IESALC/UNESCO, y en la que diserté precisamente sobre la calidad como pertinencia social, tema que tanta extensión ocupa en el documento/propuesta Sistema de Evaluación, Supervisión y Acreditación Universitaria (SESA). Espero sea de utilidad. Ciao.


viernes, 18 de mayo de 2012

RESEÑA DEL SEMINARIO-TALLER “LECCIONES APRENDIDAS EN PROGRAMAS DE ALFIN EN IBEROAMÉRICA”, LA HABANA, 2012.


En mi entrada anterior anuncié que dedicaría un espacio más extenso a comentar el Seminario-taller “Lecciones aprendidas en programas de ALFIN en Iberoamérica”, realizado en La Habana entre los días miércoles 18 y jueves 19 de abril de 2012, en el marco del Congreso INFO 2012, en el cual participé como ponente del trabajo denominado “Visión integral del campo de la ALFIN ¿Qué hemos aprendido al respecto?”, elaborado conjuntamente por la Lic. María Carolina Rondón y la Dra. Beatriz Tancredi, quien les escribe, ambas de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela.
Fuimos convocadas a este Seminario por el buen amigo Alejandro Uribe, colombiano, Docente-Investigador de la Escuela Latinoamericana de Bibliotecología de Antioquia, Colombia, y motor de esta cruzada, cuyo objetivo es afirmar y posicionar el trabajo que se viene realizando sobre ALFIN en Iberoamérica. Debo confesar acá, tal y como se lo expresé a Alejandro en La Habana, que su llamado a participar me conquistó por la orientación decididamente práctica y experiencial que le imprimió al referido seminario-taller. Le comentaba el desánimo que causan tantos congresos que terminan quedándose en el plano de lo declarativo, y que poco aportan al mejoramiento de las realidades concretas de las prácticas profesionales cotidianas. En esta oportunidad, Alejandro nos convocó a compartir las lecciones que hemos aprendido sobre ALFIN, a las cuales se  definió como “los aprendizajes positivos o negativos que ha ido dejando la experiencia particular de planeación, implementación y evaluación de ALFIN que se comparte, y que a otras bibliotecas o profesionales de la información puede servirles para aprender de los logros y evitar errores, considerando las debidas adaptaciones a cada contexto. A su vez, estas lecciones implican las posibilidades de intercambiar planes, metodologías, recursos, objetos de aprendizaje entre los países iberoamericanos en esta temática, que es un objetivo de trabajar en redes”. Este enfoque resultó de gran valor, teniendo en cuenta que permitió conocer el camino andado por pares alfineros, sus experiencias positivas, y las que no lo son tanto, para continuar en la ruta con buen pie. En verdad Alejandro, ¡¡¡te anotaste un gol con este abordaje del tema!!!
Se contó con la participación de nueve países: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Cuba, España, México, Uruguay y Venezuela, de los que se presentaron 23 ponencias de muy alto nivel y 17 posters. En aquellas predominó la experiencia de ALFIN en universidades; también conocimos, aunque en menor cantidad, experiencias en bibliotecas públicas y empresas. Las ponencias  fueron agrupadas por países para que nos pudiéramos hacer una idea, al menos gruesa, de lo que se está realizando en los países de la región y los aprendizajes que se han derivado en esa materia.
Durante el seminario, Alejandro nos pidió que realizáramos un ejercicio que, por razones de tiempo, no pudimos cerrar. Se trataba de registrar aquellos aspectos de cada una de las ponencias que llamaran nuestra atención, para luego inventariarlos y llevarnos un espectro de nuevas posibilidades en el estudio y la práctica de la ALFIN. Comparto con ustedes mi inventario personal.

Aspectos interesantes por su recurrencia en diferentes ponencias.

·         El modo de trabajo colaborativo en el desarrollo de los llamados programas de ALFIN. Al respecto, se destacaron modalidades exitosas de organización tales como redes, alianzas estratégicas, grupos interdisciplinarios, consorcios de universidades. En verdad, el modo de trabajo colaborativo me parece la forma más inteligente y conveniente de operar  en ALFIN.
·         La preocupación por hacer llegar la alfabetización a toda la ciudadanía, lo que supone abordajes masivos del asunto, leitmotiv de este blog. Es éste un desafío fascinante en el que salen a relucir cuestiones de escala, pues no es lo mismo alfabetizar 20 personas por vez, donde resultan relativamente cómodas la tutoría personalizada y la evaluación no reproductiva, que hacerlo con 20 mil personas en simultáneo. En el abordaje de este desafío cobra especial relevancia la modalidad de educación a distancia, mi especialidad. Así como estrategias presenciales de formación de formadores que conllevan un efecto multiplicador. Algunas de las instituciones representadas en el seminario han dado pasos firmes en ese sentido, para otras es aún una aspiración.
·         El reconocimiento de la importancia del apoyo institucional, particularmente de los niveles de dirección, para hacer exitoso el programa de ALFIN. Ello supone su inclusión en los planes estratégicos o de desarrollo de la institución. Los espacios en los que la ALFIN ha alcanzado éxito han tenido asegurado este respaldo.

Aspectos interesantes por su sensibilidad.

·         A mi juicio, todavía un tanto difuso, fue el tema de la evaluación o medición de la ALFIN. Se identificaron prácticas y momentos claves, tales como la necesidad de indicadores, la evaluación pre y post, y los portafolios de evaluación no reproductiva.
·         La preocupación, expresada en su ponencia por la colega alfinera del Brasil, sobre la necesidad de teorizar y generar categorías en ALFIN, preocupación con la que estamos totalmente de acuerdo. De no hacerse, se correría el riesgo de acortar la vida de la ALFIN como área disciplinar.

Aspectos interesantes por ser poco tratados.

·         En al menos tres de las ponencias se destacó la necesidad de imprimir un carácter  atractivo y lúdico a la ALFIN, asunto sobre el que vengo reflexionando desde hace un tiempo para los cursos en general. Vinculado con el carácter atractivo, se derivó como recomendación que los programas de ALFIN que se ofrecen en las universidades tomen en cuenta lo que se trata en ese momento en las clases, incorporando temas de actualidad.
·         Interesantísima la idea de que las universidades se alíen con niveles educativos previos como la primaria y la secundaria, para acometer un abordaje temprano de la ALFIN.
Pueden consultar todas las 23 ponencias, sus presentaciones y el audio de las mismas, además de los posters, en el blog ALFIN / Iberoamérica:


El trabajo que llevamos la Lic. María Carolina Rondón y mi persona condensa nuestra preocupación por la amplitud de foco de la ALFIN como disciplina. En la práctica de la  ALFIN se ha enfatizado el asunto de los programas, con lo cual se privilegia el conocimiento explícito y personal en desmedro del conocimiento tácito o explícito en el ámbito organizacional, ello analizado a la luz de un modelo de gestión del conocimiento. Concluimos nuestro trabajo expresando la necesidad de una visión más integral de la ALFIN como disciplina, lo que supone mover el centro de gravedad de la discusión desde la persona que se alfabetiza hacia las instituciones de información que están legitimadas para alfabetizar, las cuales, a nuestro criterio, también son objeto de alfabetización si se consideran como un ser vivo que genera, consume y provee información. De allí que continuamos profundizando en la línea de trabajo referida al abordaje de la ALFIN desde una perspectiva organizacional, particularmente para el caso de las instituciones universitarias que funcionan como sistemas de educación a distancia. Pueden consultar nuestra ponencia en


la presentación en


y el audio de la presentación en


Como resultado del seminario se produjo la Declaración de La Habana, que, inspirada en aspectos clave de declaraciones anteriores (Praga, 2003; Alejandría, 2005; Toledo, 2006; Lima, 2009; Paramillo, 2010; Murcia, 2010; Maceió, 2011; Fez, 2011), propone compromisos para poner en marcha desde Iberoamérica quince acciones prácticas y concretas desde la perspectiva del trabajo colaborativo y la generación de redes para el crecimiento de la alfabetización informacional en nuestros contextos. Pueden ver la Declaración de La Habana en el siguiente enlace:


Finalizada mi experiencia de participación en el Seminario-taller “Lecciones aprendidas en programas de ALFIN en Iberoamérica”, mantengo algunas de mis reflexiones elaboradas a partir de mi participación como ponente en la 1ª Jornada Argentina sobre ALFIN, y con las cuales cierro mi entrada de fecha 12 de enero de 2012. Pueden refrescarlas aquí:


En La Habana sentí una falta de tratamiento de cuestiones vinculadas a la ALFIN en poblaciones vulnerables como adultos mayores, personas en condiciones de reclusión, pueblos indígenas, personas con alguna discapacidad, salvo lo presentado por la buena amiga Analía Povolo, de la Universidad del Cuyo en Mendoza, Argentina, quien nos habló de su experiencia con estudiantes invidentes. Con este nicho abierto para la exploración, culmino esta entrada.
Próximamente me referiré a cierta tendencia que observo en las lógicas de acceso abierto. Mientras tanto, el prometido tema sobre holones se está cocinando a fuego lento… Un abrazo a mis seguidores.


Logo internacional de ALFIN

jueves, 10 de mayo de 2012

SOBRE MI PARTICIPACIÓN EN EL XII CONGRESO INTERNACIONAL DE INFORMACIÓN EN LA HABANA


Entre los días lunes 16 y viernes 20 de abril de 2012 estuve en la ciudad de La Habana, donde participé, como ponente de un trabajo realizado en coautoría con la Lic. María Carolina Rondón, en el XII Congreso Internacional de Información (INFO 2012), organizado por el Instituto de Información Científica y Tecnológica de Cuba (IDICT), bajo el lema “La construcción de la Sociedad del Conocimiento y su impacto en el desarrollo socio-económico y la soberanía”.
La Habana es una ciudad hermosa. Su parte más antigua, conocida como La Habana Vieja, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en el año 1982. Cuenta con monumentales construcciones en las que se aprecia el uso de piedras propias del territorio cubano, muy porosas, que le confieren a las paredes externas de las edificaciones una textura singular y muy atractiva. Algunas de ellas son La Catedral, la Plaza de Armas, la Iglesia de San Francisco.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011
La calle peatonal Obispo es uno de los lugares más concurridos. También se destacan, del otro lado de la bahía, El Morro y La Cabaña, desde donde se obtiene una vista espectacular de la ciudad.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011

Todos los días se realiza en La Cabaña un bonito acto llamado “el cañonazo”, que rememora el cierre nocturno de la entrada a la bahía en los tiempos de la colonia, para proteger a la ciudad de los ataques piratas hasta el nuevo día.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011

De más reciente construcción, pero igualmente fascinantes, son el majestuoso Capitolio, el Hotel Nacional y el Malecón, lugar de encuentro de los habaneros y del turista. Una actividad divertidísima, que ha sido inmortalizada en fotos emblemáticas de la ciudad, es observar y hasta recibir un chapuzón del choque de una ola fuerte contra el muro del Malecón.


                                                                        Foto tomada de

No podría dejar de comentar emblemáticos sitios como la heladería Coppelia y los bares la Bodeguita del Medio, con su famoso Mojito, y el Floridita, con su también famoso Daiquirí, bebidas favoritas del escritor Ernest Heminway, quien visitaba estos bares con frecuencia; así como el Centro Cultural San José, ubicado en los almacenes del puerto, en el que se puede apreciar una variada muestra de artesanía, pintura y exquisitas tallas en madera.
Con La Habana mantengo vínculos afectivos muy remotos. La conocí a través de las historias que me contaba mi padre, Italo, quien la frecuentaba cuando era oficial de la marina mercante venezolana mucho antes de que yo naciera. Ya en mi madurez la he vivido y disfrutado de la mano de un habanero, Guillermo, mi compañero de vida.
En cuanto al congreso INFO 2012, les cuento que se organizó al estilo de los grandes congresos que se realizan en el Palacio de las Convenciones de La Habana. El XII Congreso internacional de información fue el marco para importantes eventos realizados en simultáneo y vinculados con la temática, como fueron: Taller internacional sobre inteligencia empresarial y gestión del conocimiento en la empresa (IntEmpres 2012), II Foro de acceso abierto a la información, VI Seminario internacional sobre estudios cuantitativos y cualitativos de la ciencia y la tecnología “Prof. Gilberto Sotolongo Aguilar” y Seminario-taller Lecciones aprendidas en programas de ALFIN en Iberoamérica, al que dedicaré mi próxima entrada; así como varios foros, mesas redondas, talleres, sesiones de posters, y una interesante exposición de productos informáticos y de información ExpoInfo 2012 en la que me reencontré con mi querida y buena amiga cubana Lili Domínguez en el stand de la Universidad de La Habana donde pude conocer un interesante y valioso multimedia producido por ella al que llamó A un clic de saber. Como es usual en estos grandes congresos en el Palacio de Convenciones, la rica oferta hace muy difícil la selección de las sesiones de trabajo a las que se desea asistir.
Algunos números interesantes que dan cuenta de las dimensiones del congreso son los siguientes: 27 países representados, 234 trabajos y 522 participantes.
Como es mi costumbre, al concluir mi participación en un evento de esta naturaleza me planteé un conjunto de reflexiones personales. En esta oportunidad destaco las siguientes:

1. Sobre la organización del congreso. Las sesiones inaugural y de clausura fueron realizadas con puntualidad y calidez, se hicieron reconocimientos, acompañados de semblanzas con apoyo audiovisual, a personas e instituciones que han hecho posible el congreso desde su primera edición. De una y otra virtud debemos aprender.
El congreso manejó una escala que permitió niveles razonables de interacción y diálogo entre los participantes, así como de movilidad en las instalaciones donde se realizó.  Me permitió contrastarla con la escala de otros eventos a los que he asistido en el mismo Palacio de Convenciones en los que estas posibilidades se dificultan debido al elevado número de participantes. Una comparación como para ponerse a pensar acerca de qué se obtiene en una u otra situación.

2. Sobre las temáticas tratadas. Las temáticas constituyeron una muestra bastante representativa del espectro de asuntos que configuran actualmente el mundo de la información. Cuando cursé mis estudios doctorales en Educación, pensé que por fin estábamos en la era de los profesionales de la educación, momento muy esperado por mí si se tiene en cuenta que, cuando seleccioné mi carrera, era tradición subvalorar la profesión docente ante otras profesiones de corte liberal y las clásicas medicina e ingeniería. En este momento pienso que les toca “el turno al bate” a los profesionales de la información. Esta es una idea que vengo elaborando y sobre la que pienso escribir próximamente.
Las propuestas sobre Inteligencia Empresarial siempre fascinan, y aunque existen distancias reales y artificiales entre el mundo educativo y el empresarial en cuanto a fines, jergas, abordajes y posturas, siempre me traigo como lección de esas sesiones el valor que la empresa le da al factor tiempo (al que siempre me he referido como un recurso no renovable), a la sistematización de la información y al monitoreo del entorno. Bien podríamos nosotros los educadores tomar un poco de todo eso.
En cuanto al tema del acceso abierto (AA), fue muy interesante observar posturas contrapuestas. Aunque ya casi nadie parece discutir la validez de esta lógica, no faltan quienes destacan que la gestión de información, aún bajo la lógica de AA genera valor y eso tiene un costo, y alguien tiene que asumirlo. Las reacciones alcanzan hasta los más extremistas, que contraponen a la lógica del AA el derecho al trabajo, según el cual se debe recibir remuneración por generar ese valor, y hasta el derecho a la intimidad, para retener cierta información. Interesante discusión en la que todavía queda “tela para cortar”.
Como en otros encuentros en los que he participado, noté un marcado sesgo del discurso sobre AA hacia el tema de las revistas científicas dirigidas fundamentalmente a los investigadores, en desmedro del asunto del AA para educadores, representado éste por los repositorios de objetos de aprendizaje conocidos como OA. Así lo hice saber en el II Foro de acceso abierto a la información. Justamente en ese orden de preocupaciones discurrió mi conferencia Pertinencia de los Repositorios de objetos de aprendizaje (ROA) en el ámbito educativo, presentada en la 3ra. Conferencia Internacional de Biblioteca Digital y Educación a Distancia, la cual, bajo el lema: “Expandiendo las fronteras del conocimiento”, fue organizada por la asociación Nacional de Bibliotecas, Redes y Servicios de Información del sector Académico, Universitario y de Investigación de Venezuela (ANABISAI) y los Servicios Bibliotecarios de la Universidad de Los Andes (SERBIULA), y realizada en la hermosa ciudad de Mérida, Venezuela, en el año 2009. Pueden consultar la conferencia en las páginas 16 a 30 de las memorias del referido evento.
Otro tema muy importante y muy bien tratado fue el de los repositorios institucionales: buenas conceptualizaciones, ideas en las que se ha alcanzado  consenso, además de que se trató en detalle el asunto que más inquieta en la actualidad, como es  la interoperabilidad, tanto técnica como humana. Interesantes y muy variadas ponencias y discusiones se dieron en el Foro de instituciones de información en el siglo XXI. Lamenté no poder asistir al resto de las sesiones programadas en el congreso, pues se realizaban en paralelo pero, a juzgar por el programa, fueron por demás actuales, interesantes y pertinentes.
En una próxima entrada comentaré con detalle del Seminario-taller “Lecciones aprendidas de ALFIN en Iberoamérica”, en el cual participé como ponente del trabajo denominado “Visión integral del campo de la ALFIN ¿Qué hemos aprendido al respecto?”, elaborado conjuntamente con la Lic. María Carolina Rondón, ambas de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela.
Para finalizar, les dejo, a manera de reflexión, una relación de frases expresadas por los diferentes ponentes durante el congreso. Espero que les resulten tan sugerentes como a mí.

La ciencia que no se ve no existe.
La ciencia no es ciencia si no se comunica, si no se queda en el ego.
La ciencia es colaboración.
La ciencia como fuerza del desarrollo.
El conocimiento científico es un bien que no disminuye su valor al usarse.
La comunicación de resultados tiene costos y alguien tiene que asumirlos.
Los investigadores del mañana son los estudiantes de hoy.

El derecho de autor es inalienable.
Las legislaciones de derecho de autor están hechas para el mundo analógico, no para el digital.

El acceso a la información es un derecho universal.
No podemos vivir sólo del acceso abierto.
En la gestión de información se genera valor, y eso tiene un costo.
No existe información sin costo.
Información abierta y libre, salvo la considerada estratégica y patentable.
Para que la información sea conocimiento debe ser relacionada.
La innovación es ruptura.